domingo, 13 de junio de 2010

LA HINCHADA CATRACHA

Este artículo fue escrito para la revista Estrategia y Negocios y publicado en abril pasado, en el especial del Mundial 2010 de Estrategia y Negocios titulado: “Grandes Beneficios en la Fiesta Mundial del Futbol: Negocio Redondo”, disponible en https://www.inteligenciaeyn.net/public/ver_detalle_producto.asp?id_producto=196

Margarita M. Montes
Si hay alguien que conoce lo que significa “el amor a la camiseta”, además, claro está, de los propios seleccionados nacionales, son los aficionados de Honduras. Su perfil es muy amplio, pues comprende tanto hombres como mujeres, desde niños pequeños hasta ancianos, y desde la clase más pobre hasta la más adinerada del país.

Los aficionados hondureños son más de siete millones de personas y son muy fáciles de identificar: su indumentaria los delata, su entusiasmo es contagioso y sus emociones se desbordan con facilidad. Son las huestes “catrachas” que se mueren de amor por su Selección Nacional y que le dan vida y color a los estadios, calles y restaurantes de Honduras, cada vez que “la H” va a jugar.

Gracias a ellos, son muchas las cosas que cambian cuando Honduras tiene un partido. Son verdaderos enemigos de la normalidad. Los automóviles se visten de azul y blanco, los colores del pabellón nacional; la gente camina por las calles vestida con la camisola del equipo hondureño; los vendedores de gorras, camisetas y banderas están en todas las esquinas y semáforos incitando a los transeúntes a gastar, y los bares y restaurantes se abarrotan desde temprano de clientes ávidos por estar en ambiente cuando se dé el pitazo inicial.

Gerardo Aldana, gerente del restaurante Tony Roma´s de Tegucigalpa, afirma que la afluencia de clientela en el establecimiento se incrementa en un 100% cuando juega la Selección Nacional. “Es toda una fiesta la que se hace en el restaurante” dice Aldana, “ponemos una pantalla gigante, tenemos que alquilar mesas y sillas adicionales y colocamos un toldo en la parte exterior del local para tener mayor capacidad”.

Aldana asegura que para uno de los juegos de Honduras en Sudáfrica que está programado para horas de la mañana, el restaurante, que no abre sino hasta el medio día, está dispuesto a adaptar sus horarios, agregando desayunos a su menú para atraer a los aficionados.

En San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande del país, y bastión del equipo hondureño durante la última Hexagonal Final, el fenómeno es igual. Zaidy Pineda, gerente del restaurante Friday´s señala que “las ventas se duplican” cuando juega la Selección Nacional y que el local se les “hace pequeño” para la demanda que enfrentan en esas fechas.

El fenómeno infaliblemente se replica en todas las ciudades y pueblos del país cuando hay partido de la bicolor. Y si Honduras gana, las principales calles y avenidas de las ciudades hondureñas se saturan de automóviles, motocicletas y gente a pie celebrando a lo grande hasta altas horas de la madrugada.

Pero en ningún lugar es la afición catracha tan apasionada como en el estadio cuando Honduras juega de local. La expectativa de los aficionados los hace llenar las graderías desde horas antes del inicio del partido. Por ejemplo, para un juego que inicia a las 7:30 de la noche, los portones del estadio se abren desde las 2:00 de la tarde, y el que no está adentro para las 5 de la tarde, muy probablemente vea el partido de pie o ya no logre entrar del todo.

Nada más emocionante que ver la reacción de la afición catracha cuando su equipo salta al terreno de juego, o mejor aún, cuando marca un gol. Una especie de demencia temporal y colectiva invade las gradas, vestidas completamente de blanco y azul. En esos momentos el dios fútbol hipnotiza a todos hasta el delirio total.

El fútbol es tan sagrado para el hondureño, que ni siquiera durante la grave crisis política que vivió el país en el segundo semestre de 2009, alguien se atrevió siquiera a llevar el tema al estadio, pese a la enorme división que prevalecía a nivel nacional. El apoyo de la afición a su equipo es simplemente inamovible e incondicional.

Pero además de ser una fuente de motivación y un pilar emocional para los jugadores de Honduras, la afición catracha es también una importante fuente del financiamiento que demanda la Selección Nacional para poder llegar a una Copa del Mundo.

El presidente de la Federación Nacional de Futbol de Honduras –FENAFUTH-, Rafael Leonardo Callejas, explica que los fanáticos hondureños contribuyen de forma determinante a las finanzas del equipo, principalmente vía compra de boletos para entrar al estadio y mediante la compra de la camiseta oficial de la Selección Nacional. “El 50% de nuestro presupuesto se financia por medio de los patrocinadores y el otro 50% por medio de la taquilla” afirma Callejas.

Para el caso, cada juego de local en la Hexagonal Final, implicó un ingreso de $526,000 para la FENAFUTH, es decir, un aproximado de $2.6 millones en los cinco juegos de Honduras en casa. Adicionalmente, Callejas señala que “las ventas de la camiseta son francamente sorprendentes, pues llegan a ingresarle a la federación unos $120,000 anuales”.

Al momento de ver estas cifras, hay que tomar en cuenta que Honduras es un país de desarrollo medio, según el índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, y que tiene un ingreso per cápita muy modesto, apenas superior a los $1,200 anuales. Sin embargo, nadie parece escatimar los gastos cuando se trata de la Selección Nacional.

Muchos inclusive se preparan ya para acompañar a “la H” a Sudáfrica. Si bien el costo promedio de un paquete para asistir a la primera fase del Mundial 2010, el cual incluye boleto aéreo, hospedaje, traslados internos e ingreso a los partidos de Honduras contra Chile, España y Suiza, es de entre los $10,000 y $12,000, las ventas poco a poco van aumentando.

Lida Uclés, gerente de la agencia de viajes Ledk´s Tours de San Pedro Sula, estima que unos 2,000 aficionados catrachos estarán viajando a Sudáfrica. Según explica Uclés, “las agencias de viajes no podemos financiarle al cliente el costo del paquete, pues es muy alto”, pero agrega que varios aficionados estarán cubriendo sus gastos de viaje al Mundial “por medio de préstamos en bancos locales o usando sus tarjetas de crédito”.

No cabe duda que sea donde sea y cueste lo que cueste, siempre habrá afición catracha apoyando a su Selección Nacional, cantando a sus héroes desde las gradas algún estribillo del clásico himno de guerra del hincha catracho:

“Adelante Selección, adelante Selección,
Pongan garra y corazón, entusiasmo y decisión.
Luchen, luchen sin cesar,
con arrojo y con valor,
que al final de la jornada la victoria os habrá de sonreír”.


Gracias a su hinchada, escuchando ese cántico Honduras clasificó a España ´82. Casi treinta años después, con ese mismo cántico, y con esa misma afición siempre fiel, Honduras saltará a la cancha este 16 de junio en Sudáfrica 2010.

3 comentarios:

  1. Me encanta el articulo, toca sensiblemente nuestra aficion por este deporte tan maravilloso y relata tal cual nuestra ferviente pasion.

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  2. Jamas podre olvidar la euforia de la afición hondureña cuando le ganaron a Brasil, la fiesta duró hasta el siguiente día. Creo que el pueblo hondureño se merecía un respiro con la clasificación al mundial. Mis deseos de un miligro frente a España....
    Saludes

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  3. Muy buen articulo licenciada, que bueno que haya vuelto a publicar sus escritos en el blog. Siempre estamos pendientes de sus publicaciones, esperamos tenerla de regreso en la universidad pronto.

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